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  LOADING-DOING -- SERES FACTICIOS / SUJETOS CYBORG


El cuerpo maquínico colectivo es una entidad facticia, resueltamente post-humana, tanto un monstruoso cyborg saturado de implantes tecnológicos como una nueva criatura deseante y productiva, poéticamente creada en esta enésima naturaleza de lo facticio. La contingencia y la irreversibilidad subtienden las secuencias de telepresencia, ubicuidad, relación con el otro, discriminación entre opciones, desdoblamiento, sobresaturación signalética, distracción y divertimento. A su vez, la percepción desplaza su polo de dominancia de lo visual a lo táctil, al contacto activo tecnológicamente mediado. La percepción-trabajo no remite a la contemplación visual como prolongación actual de una potencia imaginativa virtual, sino que envuelve el continuum vital, acompaña a la cotidianidad haciendo de cada singularidad una terminal de una mecanosfera subjetiva que opera con todos los registros expresivos.
[1] Toni Negri


La red y la máquina pasan a ser nuevos agentes especulativos de otras formas de convivencia de la diversidad, formas desmaterializadas, más fluidas y periféricas, no esenciales. Sin embargo, para imaginar una nueva convivencia en la virtualidad que sugiere el entramado tecnológico no podemos sino aumentar la crítica sobre la realidad fuera de dicha virtualidad, enfrentarnos a un mundo donde nuestra relación se ve, cada vez más, interfaceada por la máquina, nuestra identidad pasando también por su filtro.

Conectados, mediados por tecnología, seres facticios, liberados del cuerpo y de los atributos que restringen al individuo a un estereotipo determinado, con todas las ventajas e inconvenientes que esto supone. En el interfaz tecnológico nos enfrentamos a una o varias identidades por inventar. Una subjetividad poscorpórea anuncia una "imagen de la identidad escindida de la imagen del cuerpo" [2] .

Internet como dispositivo ontológico permitiría la producción de identidades en transcurso, pospuestas a través de imágenes encadenadas por la deriva hipertextual, recordando lo que Wissberg denomina imagen actada (l'image actée) (refiriéndose así a las imágenes numéricas encadenadas con y a través de acciones). Esta imagen dependería según Wissberg de "una entrada imaginaria, interpretativa y de una entrada física, intervencionista, por interposición de interfaces. Esta doble determinación constituye su singularidad respecto a todas las demás formas de imágenes." [3] Esta identidad facticia y actada sería propia de una ontología cyborg.

Por sujeto cyborg Haraway [4] se refiere a los entes híbridos posteriores a la segunda guerra mundial y compuestos, en primer lugar, "de humanos o de otras criaturas orgánicas tras el disfraz -no escogido- de la "alta tecnología", en tanto que sistemas de información controlados ergonómicamente y capaces de trabajar, desear y reproducirse" [5] . Y, por otra parte, formados de componentes tecnológicos elaborados de textos y de sistemas autónomos de comunicación.

No obstante, si en la época contemporánea todos somos cyborgs, señala Haraway, "quimeras, híbridos teorizados y fabricados de máquina y organismo" [6] , la propia interfaz sería una "quimera", afirma Baudrillard, precisando, "en el injerto o el acoplamiento surrealista del hombre y su pantalla, y más tarde en esos bioaparatos, máquinas y organismos a partes iguales, que "reconfigurarán" próximamente toda nuestra sensibilidad" [7] .

El interfaz, mediante formas rizomáticas -recordemos a Deleuze [8] - propias de un medio horizontalizado como la red, sugiere formas de pensamiento y de relacionarnos opuestas a la verticalidad de las raíces convencionales, formas no falocéntricas que nos hacen pensar, tal como indica Braidotti, en una nueva ontología política nómada, "una forma de resistencia política a las visiones hegemónicas y excluyentes de la subjetividad" [9] . Formas que hablan de una visión posthumana de la subjetividad, y que Donna Haraway representa en la ontología cyborg [10] .

Una ontología cyborg sería pues una ontología donde se condensan imaginación y realidad material, "centros ambos que", comenta Haraway, "unidos, estructuran cualquier posibilidad de transformación histórica" [11] . De hecho, la relación entre el ser humano y la máquina en el contexto de las tradiciones de la ciencia y la política del mundo occidental [12] , ha estado siempre marcada por conflictos en los límites de la producción y de la reproducción, y también en los de la imaginación. En su Manifiesto para Cyborg Haraway plantea la necesidad de imaginar un mundo "sin géneros, sin génesis y, quizás, sin fin". Una ontología cyborg contribuiría, en este sentido, a la cultura y a la teoría feminista imaginando criaturas de un mundo posgenérico.

No debe resultar traumático, en este sentido, considerar el carácter póstumo de los géneros tal como nos han venido dados por la historia. El cyborg es un invento reciente, pero no podemos olvidar que el "hombre" también lo es. Recordemos las palabras de Foucault al respecto.

Por extraño que parezca, el hombre -cuyo conocimiento es considerado por los ingenuos como la más vieja búsqueda desde Socrates- es indudablemente sólo un desgarrón en el orden de las cosas, en todo caso una configuración trazada por la nueva disposición que ha tomado recientemente el saber (o como podría haber escrito en sus últimas obras, "el poder/saber")... Reconforta... pensar que el hombre es sólo una invención reciente, una figura que no tiene ni dos siglos, un simple pliegue en nuestro saber (y poder) y que desaparecerá en cuanto éste encuentre una nueva forma [13] . Michel Foucault

En una ontología cyborg descansa un argumento sobre una profunda transformación en lo material mismo de los ámbitos sociales que constituyen nuestra realidad. Aunque no podemos olvidar que la transformación que señala Haraway [14] no implica una simple reconfiguración de elementos que durante mucho tiempo han estado presentes, o sea, los elementos con los que se hace "el pliegue" que forma el sujeto moderno. Esta transformación implica un cambio en la cualidad y también en la sustancia de esos elementos, es decir en aquello mismo que lo constituye.


[1] NEGRI, T.: Op. cit.: p. 12.

[2] NAKAMURA, L.: After/Images of Identity: Gender, Technology and Identity Politics (criticism). En FLANAGAN, M. y BOOTH, A. (eds): Reload. Rethinking women +cyberculture. Massachusetts Institute of Technology, 2002: pp. 321-332.

[3] WEISSBERG, J-L.: "Commentaires sut l'image actée". En Présences á distance, París, L'Harmattan, cap. 6 : p. 13

[4] HARAWAY, D.: Op. cit. (1995).

[5] Ibid., 62.

[6] HARAWAY, D.: "Manifiesto para cyborgs: ciencia, tecnología y feminismo socialista a finales del siglo XX". En Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, Madrid, Cátedra, 1995: p. 251.

[7] BAUDRILLARD, J.: El intercambio imposible, Madrid, Anagrama, 2000: pp. 117-118.

[8] DELEUZE, G. y GUATTARI, F.: Rizoma, Valencia, Pre-Textos, 1977.

[9] BRAIDOTTI, R.: Sujetos nómades, Barcelona, Paidós, 2000: p. 59.

[10] HARAWAY, D.: Op. cit. (1995).

[11] Ibid., 251.

[12] "Tradiciones de un capitalismo racista y dominado por lo masculino, de progreso, de apropiación de la naturaleza como un recurso para las producciones de la cultura, de reproducción de uno mismo a partir de las reflexiones del otro". HARAWAY, D.: Op. cit.: p. 31.

[13] FOUCAULT, M.: Las palabras y las cosas, Barcelona, Planeta, 1984, pp. 8-9.

[14] HARAWAY, D.: Op. cit. (1995).