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ISSN 1697-8218-----
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CIBERFEMINISMO
BASES Y PROPUESTAS EN UN MUNDO GLOBAL

Remedios Zafra


El presunto triunfo de la alta tecnología no se ve correspondido con un salto de la imaginación humana encaminado a crear nuevas imágenes y representaciones. Más bien al contrario, lo que veo es la repetición de temas y clichés muy antiguos, disfrazados de nuevos avances tecnológicos. Esto demuestra que hace falta algo más que una máquina para alterar verdaderamente los modelos de pensamiento y hábitos mentales.
Rosi Braidotti

Acceder a una terminal es también acceder a recursos que antes estaban limitados a aquellos que tenían el aspecto, el acento, la raza y el sexo adecuados, ahora no es preciso declararlos. Usar la Red se convirtió en una cuestión de navegación, en un modo de cambio de canal facilitado y exigido por una información que ya no se encontraba encuadernada en textos lineales o en clasificaciones de bibliotecas, sino que requiere ser atravesada lateralmente.
Sadie Plant

"¿Has hecho cola para el pan virtual?" pregunta el hombre de LUNA 10, y continúa: "tal como están las revoluciones tecnológicas en Occidente, ¡sólo nos darán migas! ¡Mejor eso que nada!"
Marina Grzinic y Aina Smid

La inmersión en el mundo virtual tiene su precio. Internet puede ser tan singular como repetitivo, tan heterogéneo como homogeneizado, tan violento como aburrido. Como todo nuevo espacio, en un principio parecía estar cargado de nuevas posibilidades y desafíos para las mujeres. Internet, una estructura horizontal de comunicación, esbozaba un panorama desjerarquizado repleto de atractivos para la acción social y el feminismo. Estar en Internet para las mujeres, como para todos aquellos otros excluidos hasta hace poco de la historia oficial, ha tenido desde el comienzo de la socialización del medio un valor añadido, la sensación de que los espacios por hacer ofrecen más posibilidades para la no-repetición de los viejos modelos de jerarquización social, más posibilidades para imaginar las nuevas condiciones creativas, sociales y políticas de un mundo en red.

SOBRE EL ORIGEN DEL CIBERFEMINISMO

Desde los años ochenta y después del hito marcado por las novelas de Gibson, cuando en 1984 inventara el ciberespacio influenciado por los textos de Wiener (1968), lo "ciber" se ha incorporado de manera habitual a nuestro mundo en los distintos ámbitos de la cultura y la sociedad. Lo "ciber" ha participado en la ideación de todo tipo de combinaciones relacionadas con la era de las redes informáticas.

"Ciber" viene del griego kyber y alude al gobierno y los sistemas de control. El origen de la vinculación de su sentido en relación a las tecnologías de la información lo encontramos también en el significado de cibernética[1], el estudio de las analogías entre los sistemas de control y comunicación entre los seres vivos y las máquinas; y en particular, el de las aplicaciones de los mecanismos de regulación biológica a la tecnología.

En relación al término ciberfeminismo, tal como señala Cornelia Sollfrank[2], encontramos su origen en 1991 prácticamente de manera simultánea en los trabajos de VNS Matrix por una parte, y en los textos de Sadie Plant por otra, en ambos planteamientos hallamos varias similitudes pero perspectivas de argumentación distintas.

Sadie Plant asocia el término "a la relación entre mujer y tecnología, que describe como íntima y subversiva"[3]. Desde esta perspectiva define el ciberfeminismo como "una insurrección sobre parte de las mercancías y materiales del mundo patriarcal, una dispersión, una emergencia distribuida hecha de enlaces entre mujeres, mujeres y ordenadores, y comunicaciones, enlaces, conexiones y enlaces"[4], también como "la respuesta teórica al hecho de que cada vez más mujeres aporten su innovador impulso dentro del arte electrónico y las tecnologías virtuales"[5].

Plant, cuya visión del tema siempre ha sido considerada excesivamente optimista (incluso ella misma ha reconocido[6] que en gran medida el discurso liberador de la tecnología era una propuesta sólo para privilegiadas), argumenta la íntima relación entre mujer y tecnología defendiendo que "el significado femenino va unido al de digitalización de la sociedad."[7] Sin embargo esta vinculación no se plantea para Sadie Plant de manera forzada, ella defiende que la extensión de las estructuras desjerarquizadas, la no-linealidad y la descentralización propias de una red se relacionarían con la idea de feminización en el nivel más básico de su definición. Más allá de las analogías establecidas entre la matriz tecnológica y la matriz femenina, entre el código binario (ceros y unos) y la subversión de la lógica binaria de la identidad sexuada, Plant reconoce que este proceso de identificación (feminización-digitalización) resulta sin necesidad de que se dé una intervención política, sino que acontece automáticamente. De otro lado, Sadie Plant también insistió en un asunto crucial para el feminismo, el hecho de que los roles definidos por el género llegarán a ser superfluos mediante la tecnología dando como resultado un derrumbamiento del estatus quo.

Por otra parte, el colectivo de artistas australianas VNS Matrix, si bien coincidían con Plant en cuestiones como la inspiradora relación establecida entre "feminización" y "digitalización", su acercamiento al ciberfeminismo (desde una perspectiva más artística que la eminentemente teórica de Sadie Plant) siempre estuvo vinculado a la corriente ciber del llamado cunt-art o arte-coño. Sus citadísimos manifiestos han hecho famosa a "la perra mutante" y han aportado en los inicios del ciberfeminismo una carga creativa y particularmente irónica al pensamiento feminista en torno a la red. Julianne Pierce, una de las integrantes de VNS escribía sobre la aparición del término: "(a)l mismo tiempo que empezamos a utilizar el concepto de ciberfeminismo, también empezó a aparecer en otras partes del mundo. Fue algo espontáneo que emergió al mismo tiempo en muchas partes, una respuesta a ideas muy populares en aquel momento, como el "ciberpunk". Desde entonces el término se ha difundido y ha sido utilizado por muchas mujeres interesadas en la teoría y en la práctica de la tecno-cultura"[8].

Faith Wilding[9] señala que nuestra pérdida en el conocimiento histórico tiende a repetir los mismos patrones, ya sea en el ensalzamiento de la tecnología de Sadie Plant o en el uso de imágenes propio de VNS Matrix. Advierte que si el ciberfeminismo es útil políticamente para las mujeres de distintas culturas y lugares, necesitará ir más allá de una definición, de una filosofía y una creación poética.

Este "ir más allá" que plantea Faith Wilding ha tenido mucho que ver con los debates sobre la conveniencia o no de definir el término. Debates reiterados en la segunda mitad de la década de los noventa, de manera especial coincidiendo con las diferentes Internacionales Ciberfeministas. Ese "ir más allá" parece hacer referencia a la necesidad de pasar a una acción práctica ciberfeminista que superara una fase de debates especialmente centrados en los intentos de deconstrucción de los métodos de conceptuación tradicionales, prueba de lo cual sería el popular listado de "antidefiniciones" (100 anti-theses) elaborado en la I Internacional Ciberfeminista celebrada en Kassel en 1997 y publicado todavía en el website de las OBN (Old Boys Network). De estos debates se trasluce un intento de identificación del ciberfeminismo tanto con las estrategias políticas como con los métodos artísticos, una identificación más con los procesos y métodos que con los conceptos estancos.

VISIONES SOBRE EL CIBERFEMINISMO

-Susan Hawthhorne y Renate Klein[10] definen el ciberfeminismo como una filosofía que pretende, en primer lugar, descubrir las diferencias de poder entre hombres y mujeres en los discursos propios de la cultura digital, y en segundo lugar, cambiar esta situación. Se enfrentan a la pregunta de cómo el poder contribuye a la diferencia y cuáles son los elementos y las situaciones que favorecen este contexto. Cerril Hamilton escribe en 1995 "el ciberfeminismo está comenzando a explorar, y lo más importante, comenzando a crear mundos nuevos, en parte a través de y en conversación con, las tecnologías digitales.[11]

-Los discursos que se han generado en torno al ciberfeminismo nos hablan de los primeros pasos de una promesa del pensamiento y práctica posfeminista, materializada en el trabajo en la red de mujeres net.activistas, tal como indican Faith Wilding y Critical Art Ensemble[12]. Para CAE y Wilding la definición del ciberfeminismo sería esencialmente subversiva por cuanto continúa la reivindicación feminista fortalecida y especialmente activada por las maneras en que se lleva a cabo la socialización de los medios y ésta se sigue nutriendo de los estereotipos políticos y sexuales, y particularmente crítica con la manipulación y definición de nuestras experiencias de mano de las tecnologías. Esta idea de continuidad posfeminista expuesta por Wilding y CAE queda clara cuando afirman que "el ciberfeminismo no es diferente a los demás feminismos y los temas como subjetividad femenina, separatismo, y mantenimiento de los límites y de la identificación territorial están destinados a surgir de nuevo, aunque en otros territorios feministas parezcan muertos."[13]

-En esta continuidad también insiste Dan Cameron, sugiriendo que la relación entre la liberación de la mujer y las tecnologías de la información no es nueva y, en este sentido, por ciberfeminismo entenderíamos una de las materializaciones de la "cooperación entre mujer, máquina y nuevas tecnologías" [14]. Por otra parte, Paterson, a partir de la idea de ciberfeminismo como filosofía con poder para "crear una poética, pasión, identidad política y unidad sin caer en una lógica y un lenguaje de exclusión o apropiación" [15], plantea la posibilidad de consolidación de políticas feministas que defienden la cooperación entre tecnologías y mujer, a través de la diversidad de campos de acción y opinión que propician la teoría y la práctica en detrimento de los factores divisorios.

-Sugiere Braidotti cómo nuestra era dibuja una nueva y perversa alianza entre la tecnología y la cultura. En ella no podemos entender la relación entre humano y tecnología de manera antitética, como un enfrentamiento que separa y aleja sus dos realidades. La tecnología está profundamente relacionada con lo humano, la tecnología no es sino "una prolongación" de lo humano y, por lo tanto, susceptible de ser entendida como "un agente semiótico y social más"[16]. En este contexto habríamos de entender el ciberfeminismo desde aquellos que sugieren un pacto de acción, una alianza con la tecnología sin obviar las condiciones en que ésta se produce. El ciberfeminismo se convertiría en este contexto en pieza clave para entender y valorar la posible acción feminizadora de los nuevos espacios artísticos y tecnológicos de la red. La credibilidad del ciberfeminismo no se vería mermada por las formas en que éste se hace público, de hecho, todos aquellos flancos a los que muchos atacan, sobre todo su indefinición también forman parte de (también son) su discurso político. El ciberfeminismo se plantearía, en esta línea, no como una teoría sino como una metodología, una forma de escritura que intensifica nuestra imaginación y creatividad ante las nuevas tecnologías. En las maniobras más efectivas de liberación de nuestra imaginación colectiva la ironía sería una poderosa herramienta (tal como han demostrado numerosas artistas feministas, utilizada como forma de provocación en dosis sistemáticas, mediante ataques ingeniosos a las dinámicas de la jerarquización falocéntrica). Estas formas de acción, indica Braidotti, no suelen materializarse en formas plásticas convencionales, sino en complejos sistemas semióticos donde el activismo informatizado y el ciberfeminismo tendrían un referente.

-Melanie Stewart Millar define ciberfeminismo como "una perspectiva feminista en la que se reivindican la utilización crítica por parte de las mujeres de las tecnologías de la información y la comunicación para el poder."[17]

-En relación al tipo de participantes activ@s del ciberfeminismo, Susane Hawthorne y Renate Klein distinguen tres tipos:

1. Activistas, que actúan local o internacionalmente, generando posibilidades de coordinación de campañas políticas o denuncias mediante la promoción de redes de comunicación y el uso de los recursos tecnológicos entre mujeres.

2. Crític@s de la cibercultura. Observan lo más destacado que rodea a las tecnologías y valoran los riesgos y posibilidades de los medios para la acción política y social. Desde el planteamiento más teórico vemos una gran cantidad de propuestas y reflexiones sobre los cuerpos post-humanos así como sobre el comercio con los cuerpos de mujeres reales (mediante estrategias de objetualización) a través de la prostitución y la colonización electrónica. Y aunque Susane Hawthorne y Renate Klein no hacen especial referencia, también habría que señalar entre los temas que preocupan a l@s teóricos de la cibercultura los cambios en la convivencia y en la configuración de las esferas públicas y privadas a partir de Internet, los nuevos problemas vinculados con el teletrabajo y la domesticidad de los espacios privados, así como las nuevas formas de relación intersubjetiva en un mundo interfaceado por la máquina.

3. Escritor@s y artistas que reflexionan sobre los nuevos cambios que trae consigo la cultura electrónica para la creatividad, la diversidad y la poesía, la realidad virtual, la ficción y el multimedia.

En muchos casos vemos cómo estas tres figuras se combinan e incluso coinciden en mujeres que desarrollan su visión del ciberfeminismo teórica, artística y activísticamente en Internet.

TERRITORIOS DEL CIBERFEMINISMO

El ámbito tecnológico, tradicionalmente vinculado al hombre, ha motivado que la incursión del ciberfeminismo en los distintos escenarios de la tecnología haya sido considerada en muchas ocasiones como una irrupción nómada, como una visita de quien no pretende quedarse. Más allá de la labor desarrollada en la misma red, donde esta forma de acción es bastante frecuente (pensemos en las TAZ -Zonas Temporalmente Autónomas- de Hakim Bey) el ciberfeminismo tiene un reto importante en la infiltración de la mujer en los distintos escenarios físicos del ámbito tecnológico. De hecho, la acción ciberfeminista no limita su campo de acción a la red, los territorios donde actúa se amplían a las industrias y estructuras sociales físicas donde se piensa y fabrica la tecnología (industrias del software y hardware, centros de educación y política tecnológica, etc.), además de a los lugares donde se consume tecnología-justamente en este espacio es donde la mujer ha tenido siempre una mayor presencia-.

Los territorios del ciberfeminismo superarían, por tanto, a los espacios propios del ciberespacio, pero no sólo conjugarían el outside y el inside de la red, también harían confluir en el interfaz lo público y lo privado tal como los concebimos. Tal vez en esta desubicación de lo público es donde se produce uno de los cambios a tener más en cuenta por el ciberfeminismo: la nueva configuración del espacio doméstico como nuevo espacio para las relaciones intersubjetivas y el trabajo a distancia. En este sentido, las relaciones que vinculan a la mujer con los sistemas socio-laborales dentro de las redes de comunicación de la cultura electrónica, tiene lecturas muy diferentes. De hecho, el teletrabajo puede plantearse como una opción de emancipación laboral para las mujeres pero también como la carencia de ella, en tanto fácilmente se cae en la duplicación de tareas y en la minusvaloración e invisibilización de aquello que se realiza en el espacio doméstico. La separación económica y social entre dominios públicos y privados sigue siendo motivo de discusión, en este caso, por reforzar el estatus de subordinación de las mujeres trabajadoras en casa. Desde cierto punto de vista podría interpretarse como una maniobra del poder que usa la estructuras de las vidas privadas para limitar las oportunidades de trabajo de las mujeres y la autogestión de su tiempo. Las manera en que Internet facilita estos procesos no está exenta de consecuencias para las mujeres.

Comenta Dale Spender[18] que las mismas razones que se aplican en el mundo real también lo hacen en el cibermundo. Razones que tienen que ver con la desigualdad en el reparto de los recursos, con la pobreza y la marginación, con la experiencia del tiempo y del espacio. Las desigualdades que las tecnologías generan al respecto, las nuevas concepciones sobre lo público y lo privado, sobre el cuerpo, la comunidad y la economía global, siguen estando en el cibermundo aunque con una nueva complejidad. A este respecto, el desarrollo de un discurso crítico ciberfeminista implica conocer las vías por las que la red, como cualquier otra forma de patriarcado global, puede ser usada para determinar los movimientos de nuevas fuerzas políticas o la subversión activista de l@ ciudadan@s. Tal como indica Susane Hawthorne y Renate Klein habría que observar cómo la objetividad moral se convierte en presupuesta, como "Internet propicia la confusión y lo más nuevo es considerado como verdadero."[19] La objetividad puede surgir por la confusión entre el cuerpo y la máquina, una confusión problemática que se extiende al mundo real (recordemos a Haraway y sus teorías sobre el ciborg, ésta puede ser una figura de liberación, en tanto, tal como señala Klein, crea una ética localizada).

SOBRE EL ARTE CIBERFEMINISTA

El vínculo mujer-artista/mujer-feminista ha sido muy frecuente, sobre todo en el proceso de toma de conciencia colectiva acentuado en las últimas décadas. El interés por los nuevos espacios de producción y el uso de los medios de comunicación a partir de los que difundir y canalizar sus reivindicaciones ha sido también bastante habitual en el trabajo de las mujeres artistas.

En el arte propio de la red hemos visto también un interés activo por la deconstrucción más característica de una acción feminizadora, desde el origen del ciberfeminismo y el trabajo de las VNS Matrix pasando por las Internacionales Ciberfeministas lideradas por las OBN, las mujeres artistas han sido fundamentales en el ideario ciberfeminista. Las nuevas posibilidades de trabajo (tanto producción como distribución) brindadas por Internet permiten a las artistas la creación de redes autónomas independientes de las estructuras jerárquicas propias de la institución-Arte. Por otra parte, la crítica a las lógicas lineales y excluyentes características de los discursos esencialistas tiene en los nuevos lenguajes de la red (basados en estructuras horizontales y en un lenguaje fragmentado e hipertextualizado) una posibilidad de acción subversiva sin precedentes.

No obstante, tal vez el aspecto más interesante de la vinculación del trabajo creativo a la lucha política ciberfeminista venga del lado de la nueva responsabilidad de la creatividad en la época contemporánea en relación a la construcción de identidad, es decir la nueva responsabilidad en la producción inmaterial, en la producción de deseo, de significado, en la producción de emotividad. Responsabilidad que se materializaría en el uso de las industrias de la subjetividad para la construcción de dispositivos de colectividad y experiencia que permitan la inscripción y crítica del efecto de construcción de identidad, temática sin duda habitual en el trabajo de las net.artistas. De otro lado, no podemos olvidar que las políticas para la producción de identidad vendrían determinadas por las nuevas condiciones para la producción del sujeto en un mundo en red, donde lo que somos es siempre representado, donde el cuerpo siempre queda atrás y es mediado por una pantalla, donde el código produce subjetividades artificiales, ficticias y virtuales. Si consideramos las prácticas creativas como dispositivos de construcción crítica de subjetividad y sociabilidad, éstas pueden actuar como un importante instrumento, tal vez la más efectiva de las armas revolucionarias imaginables.

APUNTES SOBRE LOS DESAFÍOS ACTUALES DEL CIBERFEMINISMO

-Todo proyecto de emancipación contemporáneo precisa, recordamos a Marcuse, una revolución científica y técnica anterior. Toda propuesta efectiva de emancipación a través de la tecnología ha de pasar por estrategias de infiltración. Desde el ciberfeminismo se reivindica la presencia de la mujer no sólo como usuaria de tecnología sino, de manera especial, como participante activa en las políticas de producción y distribución del hardware y del software y en las políticas sociales y educativas vinculadas a la tecnología. Varios desafíos se plantean a este respecto, indudablemente las políticas contra la "tecnofobia femenina" y la promoción de la presencia de mujeres en los estudios científico-técnicos serían asuntos cruciales.

-La estructura rizomática de Internet, propia de una red de comunicación horizontal y desjerarquizada, nos lleva en un primer momento a considerarla como un medio propicio para la producción de nuevas formas de subjetividad y para la lucha por la igualdad. Por una parte, la creación de colectividad, la posibilidad de comunicación y autogestión a través de Internet es una singularidad respecto a otros medios de comunicación cuyo carácter de emisión es unívoco. Por otra parte, la posibilidad de establecer relaciones intersubjetivas a través de un interfaz plantea para el sujeto una situación nueva, post-corpórea, quedando las asignaciones estereotípicas desmanteladas en su estructura más básica: la material (edad, raza y sexo se sugieren en Internet como algo contingente y provisional). Se estimula por tanto la liberación de nuestras energías subjetivas en Internet donde las interferencias entre los discursos pasan a convertirse en ámbitos productivos para la subjetividad. Las políticas de la identidad en Internet, en la era post-corpórea, serían en este sentido asunto crucial.

-Los sistemas genealógicos sobre los que se está construyendo el ciberespacio son eminentemente masculinos, si bien la horizontalidad de las estructuras de la red son consideradas por muchas teóricas como idóneas para la feminización (a la que igualan a digitalización). De otro lado, si bien los fantasmas sobre la identidad sexuada que han sido conformados durante siglos de patriarcado forman parte de las tecnologías, también de nuestras identidades y de nuestros cuerpos, pareciera que esta sensación se diluye en los medios nuevos. Resulta obvio que lo nuevo tiene un valor añadido para el feminismo, de tal manera que podríamos pensar que en Internet los espectros patriarcales y los lastres ideológicos sobre el género no se encuentran todavía asentados. No obstante, bajo la apariencia de Internet como un medio eminentemente democrático se esconden las mismas estrategias de poder de una parte de la humanidad sobre la otra. El desafío, en esta línea, se plantea como la necesidad de articular nuevas alianzas entre la mujer y la tecnología que subviertan estas asociaciones, nuevas redes donde prevalezcan el carácter público de la información, la accesibilidad, el debate crítico, la participación colectiva y la resistencia ante la repetición de estructuras marginadoras para la mujer.

-La emancipación de la mujer en las sociedades avanzadas ha ido acompañada de un mayor acercamiento a los ámbitos donde históricamente se ha detentado el poder. En el caso de la tecnología (cuyo acercamiento ha estado normalmente mediado por el trabajo) está motivado por la incorporación laboral de la mujer a ámbitos distintos a los de la mera acción repetitiva mediada por máquinas (maquiladoras, tecleadoras y engranajes en los niveles más bajos de las cadenas de producción) y por el aumento del trabajo inmaterial mediado por redes de comunicación, es decir, por el aumento del teletrabajo. Esta emancipación de la mujer mediada por el uso tecnológico tiene distintas lecturas. Por una parte, la determinación de los sujetos como productores propia del sistema capitalista y la asignación de distintos roles a hombres y a mujeres que facilitan su producción y mantenimiento en las asignaciones que los sistemas más tradicionales quieren conservar. Por otra parte, la reconfiguración de los espacios donde tradicionalmente se han desarrollado y diferenciado las actividades públicas de las privadas, es decir, la necesidad de repensar las esferas pública y privada en una sociedad en red, así como las dinámicas de trabajo que se suscitan en las mismas (reorganización de las tareas del hogar, nuevas formas de convivencia, espacios domésticos versátiles y nuevas formas de entender las relaciones y las actividades en el espacio privado conectado a la red). Otra reivindicación, en este sentido, sería la ideación de observatorios sobre la implantación de sistemas de teletrabajo que inciden en la reconfiguración de las estructuras físicas y de organización del hogar, así como la necesidad de repensar el nuevo espacio social en la nueva economía digital-doméstica y el papel de la mujer en estos cambios.

-En un momento en que resultan incontrolables las transformaciones de las estructuras familiares y sociales por la convivencia de distintas culturas y realidades dentro y fuera de Internet, la cultura en red se esboza clave para el desarrollo de un pensamiento crítico sobre lo que podemos ser y hacer en el mundo. Formas distintas de ver lo que nos rodea, formas distintas de pensar lo que es y lo que queremos que sea Internet. De esto nos hablan los "discursos artísticos ciberfeministas"[20]. Discursos donde se habita la dificultad del ámbito digital, de la realidad contextual, las posibles formas de crear comunidad, de crear privacidad, la nueva domesticidad, los nuevos retos políticos en la era tecnológica. Uno de los desafíos que en este campo se plantean sería facilitar una más íntima cooperación del ciberfeminismo más teórico con la mejor creatividad e ironía de las producciones artísticas ciberfeministas, las más frescas estrategias Cybergrrl y las políticas feministas sobre la tecnología más comprometidas con la erradicación de la desigualdad de acceso a la tecnología y del machismo en las industrias del software y del hardware y en las políticas educativas y laborales.

-Internet por sí sola no facilitará la emancipación de la mujer, ni siquiera una nueva representación de la mujer. Para lograr una nueva representación de lo que somos precisamos un importante ejercicio de imaginación y un atrevimiento mayor de igualdad sexual. El éxito de la tecnología debe ir unido a un cambio en las maneras de pensarnos. Tal como sugiere Braidotti "la estrategia más efectiva para las mujeres sigue siendo utilizar la tecnología para liberar nuestra imaginación colectiva del falo y de sus valores accesorios como el dinero, la exclusión y la dominación, el nacionalismo, la feminidad icónica y la violencia normalizada."[21]

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[1] Del fr. cybernétique, este del ingl. cybernetics, y este del gr. ············, arte de gobernar una nave. RAE.

[2] SOLLFRANK, C.: "La verdad sobre el ciberfeminismo". http://www.2-red.net/habitar/tx/text_cs_c.html

Cita obligada en el origen teórico del Ciberfeminismo, sería el trabajo que en los años ochenta desarrolló Donna Haraway, especialmente Manifiesto para Cyborg que es considerado por muchos como el texto inspirador del movimiento. Ver: HARAWAY, D.: Ciencia, ciborg y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Cátedra, Madrid, 1995.

Al respecto Cornelia Sollfrank indica que "Haraway nunca utilizó el término Ciberfeminismo ni lo reclamo como suyo." En: SOLLFRANK, C.: op. cit.

[3] PLANT, S.: Ceros + Unos, Mujeres digitales + la nueva tecnocultura, Destino, Barcelona, 1998.

[4] PLANT, S.: "On the Matriz: Cyberfeminist Simulation". SHIELD, R. (ed.) Cultures of Internet. Sage, Londres, 1996: p. 182.

[5] Sadie Plant, citado en SOLLFRANK, C.: op. cit.

[6] PLANT, S.: Zeros + Ones: Digital women + the new technoculture. Fourth Estate, Londres, 1997: pp. 37-44.

[7] PLANT, S.: op. cit. (1998).

[8] PIERCE, J.: www.aec.at/www-ars/matrix.html

[9] Faith Wilding (1998). Citado en: HAWTHORNE, S. Y KLEIN, R. : "Cyberfeminism". Spinifex Press, Melbourne, 1999: p. 4.

[10] HAWTHORNE, S. Y KLEIN, R. : "Cyberfeminism". Spinifex Press, Melbourne, 1999: p. 2.

[11] Cerril Hamilton (1995). Citado en: HAWTHORNE, S. Y KLEIN, R. : op. cit. (1999): p. 4.

[12] WILDING, F. & CRITICAL ART ENSEMBLE: "Notes on the Political Condition of Cyberfeminism". http://www.obn.org/reading_room/writings/html/notes.html

[13] Ibid.

[14] CAMERON, D.: "Sobre feminismo: post-, neo-, e intermedio". Zona F. Consell General del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana. Valencia, 2000.

[15] PATERSON, N.: "Cyberfeminism". http://internetfrauen.w4w.net/archiv/cyberfem.txt

[16] BRAIDOTTI, R., Cyberfeminism with a Differenc,e http://www.let.uu.nl/women_studies/rosi/

[17] Melanie Stewart Millar (1998). Citado en: HAWTHORNE, S. Y KLEIN, R.: "Cyberfeminism". Spinifex Press, Melbourne, 1999 : pp. 3-4.

[18] SPENDER, D.: Nattering on the Net: Women, power and cyberspace. Melbourne, Spinifex Press, 1995.

[19] HAWTHORNE, S. Y KLEIN, R.: op. cit. (1999): pp. 8-9.

[20] Ver: "Habitar en (punto)net": http://www.2-red.net/habitar (1ª exposición de net.art sobre Ciberfeminismo en castellano).

Ver también sección "e-productoras" de Mujer y cultura visual: http://ares.cnice.mecd.es/genero/

[21] BRAIDOTTI, R.: op. cit.