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violencia simbólica en los mitos: evas y princesas frente a cyborgs

 

 




 

Brutal Myths. An herbal healing of misogynius (1996)
Sonya Rapoport y Marie-Jose Sat

“Cuando una mujer piensa por sí misma, piensa en el mal (...) Las mujeres intelectualmente son como niños (...) mentirosas, débiles mentales y necesitan de un control masculino constante. Ellas son las responsables de la impotencia del Hombre, le seducen y destruyen su alma".
El contenido de Brutal Myths está inspirado en el Malleus Maleficarum, del que proceden estas sentencias, un manual para la caza, tortura y ejecución de brujas escrito por los monjes alemanes Heinrich Institoris Kramer y Jakob Sprenger después de que en 1484 el Papa Inocencio VIII promulgara la bula Summis desiderantis affectibus con la que legitimó la caza de brujas (El Malleus Maleficarum o Martillo de las Brujas fue todo un best-seller entre los miembros de la inquisición europea). En sus páginas se forjaron las semillas de la moral y del pensamiento de su época que han ayudado a arraigar mitos que promueven la misoginia. El mito de la bruja basado en la mujer curandera conocedora de los poderes de las plantas medicinales ha generado numerosas inquietudes y leyendas (no inocentes) sobre la amenaza que para el hombre podían suponer estas “amigas del diablo” (mitos sobre vaginas “come-penes”, sobre hierbas que producían lesiones incurables a los hombres que les convertían en bestias y mitos sobre el masoquismo y la vanidad de las mujeres, entre otros). La Vagina Dentata Freudiana tendría mucho que ver con la intimidación castradora focalizada por el Malleus en las brujas. También el terrible delito de la ablación, adornado con la trampa legitimadora de la tradición por muchos pueblos, es una perpetuación del mito de la castración y estigmatización de la mujer-bruja. Esta mutilación física y otras formas de castración y “lobotomía” han sido respuestas a la “maldad” (brujería) de las mujeres (a sus histerias femeninas). La violencia sexual y la violación, según el Malleus, son efectos posibles ante la supuesta insaciabilidad sexual de las mujeres. Para destruir estos mitos brutales se pueden plantar hierbas (buenas) alexifármacas y mezclarlas con las hierbas malas que son responsables de propagar la misoginia. La obra se sustenta sobre esta doble alternativa, en una parte se presentan las plantas argumentando cada uno de los mitos sobre la misoginia que generan y, en la otra, se presentan las plantas que los destruyen, prescribiendo al usuario que desee comenzar el proceso curativo una receta donde se indican las hierbas y el ritual que debe seguir para liberarse de la misoginia.

Mythic Hybrid (2002)
Prema Murthy

Mythic Hybrid comienza con un guiño cómplice al manifiesto para cyborgs de Donna Haraway. De hecho la expresión hace referencia a un término acuñado por ésta que incide en dos de las características sin duda singulares del cyborg: su carácter ficcional y su naturaleza híbrida. Sin embargo, el proyecto de Prema Murthy va más allá de esta cita incidiendo, mediante una propuesta feminista, en el contexto de jerarquización y dominación que en la industria tecnológica precariza y objetualiza a las mujeres (promoviendo mitos sobre la histeria femenina que ocultan una perpetua relación de subordinación de la mujer en el trabajo). El proyecto basa su origen en una serie de informes on line sobre una alucinación colectiva sufrida por mujeres del sur de Asia, que trabajaban como mano de obra barata para la globalización en empresas de microtecnología. La metáfora es doble, de un lado, el cyborg como mujer productora de la máquina, pero también pieza-engranaje y parte de un ensamblaje de la misma. De otro lado, la red y, en concreto, el motor de búsqueda sobre el que se construye la obra, como analogía de un proceso inconsciente y no objetivo de selección fragmentada de la realidad, es decir, como mecanismo de "alucinación colectiva". Por ello, la coyuntura del proyecto (y simultáneamente la divergencia conceptual del mismo) no podría tomar forma sino a través de un buscador proyectado sobre el site de la fábrica, un filtro que examina la narración colectiva de estas mujeres como una ficción híbrida. La forma no es irrelevante, la búsqueda sugiere la multiplicidad de visiones que se generan para dar forma a una historia. Una subversión de la narración que advierte que ningún punto de vista es absolutamente veraz para acceder a las memorias, obsesiones, miedos y expectativas de las trabajadoras. Los mitos sobre su histeria e hipersensibilidad se aprecian como "mitos" cuando nos acercamos a sus historias y experiencias personales contadas en primera persona. Mythic Hybrid denuncia una situación hegemónica que usa a la mujer para mantener un sistema capitalista de producción, no desde el enfrentamiento que pudiera repetir las mismas estrategias que critica, sino convirtiendo la denuncia en una superficie híbrida y multiforme donde, mediante vídeo digital y un motor de búsqueda, se da testimonio de la información suprimida, recuperada, transfigurada y menospreciada en estas fábricas por una visión hegemónica industrial y/o militar.

Make me a man (1997)
Sonya Rapoport

La imagen del niño preparado para atacar ("premasculinidad") es definitiva. Cita y sentencia final de una parodia de la masculinidad cuya propuesta resulta imprescindible al hablar de violencia y género. El sexo opera como el agente regulador de los cuerpos pero dicha regularización supone además que hacerse hombre, como hacerse mujer, está fuertemente codificado por la cultura y los significados que la misma va reiterando sobre los sexos. "Hazme un hombre" no supone dotar a alguien de los atributos físicos del hombre (no solamente), "hazme un hombre" es una incitación a ser bautizado con los atributos sociales que caracterizan al hombre. Coloquialmente "Hazme un hombre" se dice para introducir en la violencia o en el sexo a un varón ("te voy a hacer un hombre"). La propuesta Make me a man no es una caricatura con tintes antropológicos de esta situación. La mitología de Rapoport está siempre fundamentada y se basa en analogías de los individuos y las colectividades de muy distintas culturas. En este caso, compara las sociedades occidentales con las de montañas de Nueva Guinea, estableciendo entre ellas una relación entre lo primitivo de dicha cultura en la producción de "masculinidad" y la periferia que al respecto y sobre este tema se construye en Occidente. Tanto en culturas más arcaicas como en las civilizaciones más avanzadas se reconoce la singularidad fisiológica de las mujeres por su capacidad de dar a luz pero, sin embargo, se refuerzan mitos sobre la superioridad física del hombre, y se prepara a los sujetos para garantizar la hegemonía masculina. En Make me a man se representa y parodia el estereotipo universal de masculinidad, así como las maneras en que su mantenimiento ha contribuido a la subyugación de las mujeres. Recorridos antropológicos y mitológicos por diversas culturas nos muestran historias similares para la pervivencia de una mujer procreadora sometida y de un hombre dominante productor de las normas. Make me a man pone en escena algunos rituales de la masculinidad: el uso de las mujeres como moneda de cambio para las luchas tribales y los conflictos bélicos, abusos físicos y psíquicos a la mujer en el hogar, legitimación de su asesinato por infidelidad, consignas de muerte para los niños ("conviértete en un soldado, en un hombre fuerte, sepárate de las mujeres, coge el arma...").

Eden.Garden 1.1 (2001)
Auriea Harvey y Michael Samyn

En la producción creativa nos queda aún la posibilidad de redimirnos de las sentencias de "ser" en la pobre gama de individuos que las instituciones interconectadas (Familia, Iglesia, Estado, Escuela,...) trabajan todavía para eternizar: hombre de barro o costilla del hombre de barro, así como, de todo el software moral y político que, en su más variada gama de intensidades y manuales religiosos y educativos, se sigue "instalando" en los individuos. En este caso, parece que la historia mítica-religiosa está subvertida, el jardín del Edén de Entropy8Zuper (Auriea Harvey y Michael Samyn) para el Moma no opera como un lugar donde hombre y mujer pueden habitar, sino como un agente dinámico que interpreta el mundo (on line). Un programa que nos permite convertirnos en productores de paisajes y escenas híbridas que relacionan la información externa (direcciones web que insertamos) con los elementos animados extraídos del génesis y las propias acciones que sugiere la obra. Eden.Garden trabaja así como un navegador que permite introducir una URL y descifrar visualmente los datos a partir de su integración en un universo simbólico particular. Un nuevo jardín del Edén facticio (más facticio), esta vez hecho por los humanos, donde podemos manipular los elementos y personajes según nuestra voluntad, según la maleabilidad del código y nuestro capricho. No obstante, el carácter de los personajes en cuanto a su identidad sexual sigue mostrándose de manera "representativa", Adán y Eva continúan siendo "Adán" y "Eva". De hecho, en este caso la metáfora no estaría en ellos, sino en el proceso que los genera. No es acaso la posibilidad demiúrgica del usuario convertido en Pigmalión de un nuevo Edén virtual una metáfora de la desjerarquización de la red, donde todos pueden ser productores o, tal vez, una parodia de la misma idea de creación y determinación de unas conductas sexuadas que actúan como software inconsciente, y que nos orientan hacia la identificación mítica con... ¿el hombre sin costilla, con la costilla, con un nuevo mito?

[ i want to share you - what are you doing to me? ] (2001)
Intima (Igor Stromajer)

En una época en la que todos somos híbridos de máquina y cuerpo, Intima propone un acercamiento al cuerpo en la red cuando ya "no hay cuerpo". Una aproximación al cuerpo sexuado que en este caso, además, es un cuerpo inscrito y definido también por un contexto familiar. Este acercamiento se produce mediante lecturas personales de las combinaciones identitarias posibles en una familia, originadas por las diferentes parejas que pueden darse entre los sujetos sexuados que forman parte de ella (hermano-hermana, padre-hija, etc.) y partiendo de los estereotipos y mitos culturales sobre los que se construyen tradicionalmente estas relaciones. Para ello crea una estructura web que aparece como un cuerpo fragmentado repleto de puntos de vista. Los mensajes se suceden en ventanas móviles, histriónicas, vibrantes, que nunca ocupan la totalidad de la pantalla sino pequeños retazos superpuestos. Utiliza además todos los elementos audiovisuales disponibles en el entorno web para sugerir cuerpos donde se dan los mismos problemas que en el cuerpo real. La dificultad de sortear barreras y avanzar en un espacio físico es, en este caso, la dificultad de ir más allá en la búsqueda (morbo) de información, debido a enlaces premeditadamente rotos, imágenes censuradas y mensajes misteriosos de la máquina a nuestro ordenador. De otro lado, la estructura cyborg sobre la que se desarrolla esta materialización de las relaciones intersubjetivas sexuadas (en función de su rol-identidad familiar) no está exenta de lecturas para la "violencia" de los cuerpos más allá de las pantallas. El guión (numerado) de la obra nos lleva a distintas visiones de la intimidad del cuerpo sexuado, dependiendo de quien constituye la pareja y esboza dicha intimidad. Se proyectan así los estereotipos que sobre las diversas relaciones familiares entre hombre-hombre, mujer-mujer y hombre-mujer pudieran surgir en el diván de un psicoanalista. Imágenes rotundas y casi inmóviles para referirse a relaciones entre hermanos, padres e hijos. Incesto, sexo y deseo en el caso de relaciones donde está presente alguna mujer. Así aparecen figuras de hermanos voyeur o de hijas que cuentan como su padre las violaba.
[ i want to share you - what are you doing to me?] fue producida para Porto 2001, Capital Europea de la Cultura, "Thought, Science and Interdisciplinary Projects", International Conference on cyberculture, Ligaçoes/Links/Liaisons, Museo Serralves.

 

 

Texto: Remedios Zafra